Laura Pelegrina: “I Embrace You”

 

I Embrace You

 

Translated and read by Brogan Steers (University of Leeds)

 

To my grandfather

 

Weariness spills from your eyes,

from those that travelled the world from home.

Tell me, on looking back,

what do you see with your worn eyes?

does all that you grew from

the dry, inhuman land look tired?

Perhaps it all looks withered,

like olden tales?

 

Look at me carry your hand,

your big hand, weathered-beaten by time,

I step into your ageing eyes,

but still blue, still restless.

Look at me kiss your brow,

I want to peel your bark.

Look at me love you.

 

 

Te abrazo

 

A mi abuelo

 

El cansancio asoma a tus ojos,

a esos que recorrieron el mundo desde casa.

Dime, al mirar hacia atrás,

¿qué ves con tus ojos gastados?

¿con ellos ves antiguo todo cuanto labraste

en una tierra seca e inhumana?

¿acaso lo ves todo arrugado,

como viejas historias?

 

Mírame, yo sujeto tu mano grande,

tu mano curtida por el tiempo,

y me adentro en tus ojos de anciano,

pero aún azules, pero aún inquietos.

Mírame besarte en la frente,

quiero excavar tu corteza.

Mírame quererte.

 

Leído por la autora a la orilla del Mar Mediterráneo

José Iniesta: “Notes on Being”

NOTES ON BEING

 

Translated and read by Mike Baynham (University of Leeds)

 

To Francisco S. Cueco

 

There’s something in a house which goes beyond.

A life leans out its window, and it is dawn,

light spills over the world

like honey carefully poured

on that last slice buttered with bewilderment.

Look at the man

seated in an old chair,

the balcony is open to what was

for that is always the lost element in the breeze.

 

The birds know this and the clouds.

He has closed his eyes. For a long while now

he has closed his eyes

the better to hear within

the enormous silence of what is outside him.

 

The speechless enormity of having been.

 

 

Los apuntes del ser

 

A Francisco S. Cueco

Hay algo en una casa que transciende.

Una vida se asoma, y es el alba,

y la luz se derrama sobre el mundo

como la miel volcada con cuidado

sobre el último pan del desconcierto.

Mira al hombre sentado

en un sillón antiguo,

el balcón está abierto a lo que fue

porque siempre es del aire lo perdido.

 

Lo conocen las nubes y los pájaros.

Ha cerrado los ojos. Largamente

ha cerrado sus ojos

por escuchar más adentro

el enorme silencio de allá fuera,

 

la muda enormidad del haber sido.

 

Leído por el autor

Juan Frau García: “A un nome perdido no caminho”

 

A un nome perdido no caminho

 

Traduzido e lido por Georgia Turano Rodríguez (University of Leeds)

 

Já não tenho seu nome,

eu o perdi,

e agora

não sei mais como você se chama; procuro

pelos bolsos, no meu calendário,

no ar estagnado nas cortinas;

lembro-me de algumas letras, mas não sei em que ordem

devo juntá-las; continuo portanto,

procurando seu nome, e reviro

os móveis, a memória, os sapatos,

olho debaixo da cama, no espelho, no mundo

que envelhece pela janela.

Não consigo encontrá-lo.

 

Percebi esta manhã, folheando o álbum de fotos;

cada objeto tinha uma palavra:

árvore, torre, turista, nuvem, céu,

mas você era apenas um pronome,

era apenas ela:

blusa azul de alças, bolsa, óculos

de sol, sorriso, shorts…

e ela,

e você,

e como você se chamava,

e como eu a chamava em vão,

quando não respondia, quando estava longe

tanto quanto estão agora.

 

Não que eu queira lhe falar, sabemos bem

que não resta um minuto nos relógios

que rompemos, é apenas porque

gosto de saber onde ponho as coisas,

não vá ser que um dia dê de cara com seu nome

no momento menos indicado,

mas também porque noto um vazio escandaloso

na parte mais triste da língua:

onde antes ficava seu nome, agora há uma sombra

que dói quando muda o tempo,

que avisa quando vai chover

e garante uma noite interminável

de pupilas cravadas no escuro.

 

 

A un nombre extraviado en el camino

 

Ya no tengo tu nombre,

lo he perdido,

y ahora

no sé cómo te llamas; no lo encuentro

por los bolsillos, ni en mi calendario,

ni en el aire estancado en las cortinas;

recuerdo algunas letras, pero no sé en qué orden

debo juntarlas; sigo, por lo tanto,

buscándolo, y remuevo

los muebles, la memoria, los zapatos, me asomo

debajo de la cama, y al espejo, y al mundo

que envejece detrás de la ventana.

Tu nombre no aparece.

 

Lo noté esta mañana, viendo el álbum de fotos;

cada objeto tenía su palabra:

árbol, torre, turista, nube, cielo,

pero tú sólo eras un pronombre,

apenas eras ella:

blusa azul de tirantes, bolso, gafas

de sol, sonrisa, pantalones cortos…

y ella,

y tú,

y cómo te llamabas,

y cómo la llamaba cuando lo hacía en vano,

cuando no respondías, cuando estaba tan lejos

como ahora lo estáis.

No es que quiera llamarte, bien sabemos

que no queda un minuto en los relojes

que rompimos, es sólo

que me gusta saber dónde pongo las cosas,

que no me quiero dar contra tu nombre un día

en el momento menos indicado,

y que noto un vacío escandaloso

en la parte más triste de la lengua:

donde estaba tu nombre tengo un hueco sombrío

que duele cuando va a cambiar el tiempo,

que avisa cuando llega la estación de las lluvias

y asegura una noche interminable

de pupilas clavadas en lo oscuro.

Leído por el autor

Foto de @EDITORIALUS (Twitter)

Juan Frau García: “Corpo estranho”

 

Corpo Estranho

 

Traduzido e lido por Georgia Turano Rodríguez (University of Leeds)

 

Você aqui talvez seja acidente,

porque um dia andei com pés descalços,

porque então quis tocar forte o mundo

ali onde você estava

exatamente onde estava.

 

Talvez deva afastá-la do meu corpo,

tirá-la da minha pele com cuidado,

ou então permitir que o sangue brote,

o tanto que for necessário

o tanto que a chaga clame.

Você está aqui dentro,

é inegável

 

Minha farpa

 

Dentro de mim

habita um corpo estranho

que sempre doerá:

aqui dentro ou fora.

 

 

Cuerpo extraño

 

Tal vez estás aquí por accidente,

porque yo anduve un día con los pies descalzos,

porque quise tocar con fuerza el mundo

allí donde tú estabas,

en el lugar exacto en el que estabas.

 

Tal vez debo alejarte de mi piel,

retirarte de ella con cuidado

o dejando que brote la sangre cuanto quiera,

cuanto sea preciso,

cuanto la herida misma solicite.

 

Estás dentro de mí,

es innegable,

 

tú, mi astilla.

 

Estás dentro de mí,

un cuerpo extraño

que siempre va a doler:

adentro, afuera.

 

Foto de @EDITORIALUS (Twitter)