Omar García Obregón: “At Every Step, The Game of Dice”

 

 

Translated and read by Parvati Nair (Queen Mary University of London)

 

(…) I speak of the city, shepherd through the centuries, mother that engenders us and devours us, invents us and forgets us.

                                    Octavio Paz

Our historians, who are the most perceptive in the world, have invented a method to correct chance; it is well known that their modus operandi are (in general) reliable; although, naturally, they are not divulged without some degree of sham. (…) Babylon is nothing but an infinite game of dice.

                                 Jorge Luis Borges

 

At every step, the game of dice fords borders

Like a geometric incantation

Of alcohol that distributes

The consolation of freedom

Through the viscosity of the universe

That demolishes the solidity of the ideogram

That falsely opens itself up, without ink,

To inscribe its chance on the passage of the stars

That wrench, swiftly, their yes and no

From fate

In the last glimmer of your life

To announce, in full darkness,

That the life of others continues.

 

Time has taken it upon itself to populate the world with borders

So that only in utopia may one find the fluidity of the universe

Plethora of painful scribbles

In the barbed wire that upholds maps

Like a silkworm ready to rip every fabric.

 

Thus they planted the flags

Even into the depths of the ocean,

But these are tacit demarcations for stray fish.

 

To chart the future of the passers-by

The adjacent spaces mitigate loneliness

Among languages that separate and force conquests

Attributed to nations and documents invented

With stamps and citizenships to judge the other as other,

To have an I without a you that shapes me

And releases me errant to roam the world of appearances

In the fragile light marked by geopolitical daggers

Where words, inescapable words,

No longer say anything in the vacuity of the spaces

That are no longer reconcilable in the finite density

Of the spiral of time,

That rises between the sacred and the perverse,

Between the absurd and the arcane,

Between the abominable and the opposed.

 

Borders, borders, countless borders;

Among adjacent homes, borders;

Every day, borders;

In the grit and the grief, borders.

 

The deserts claim their spaces

And the Sahara stops at red lines

That the desert dunes have blurred

To turn a tent into my home,

So temporary and yet so permanent, in the inhospitable

Spaces of the planet, in horizons

Surrounded by an impenetrable light

That pierces the debris of nothingness.

 

We are shadows in suspense,

Transparent apparitions in the middle of a desert,

Which could well be that of Algeria,

Waiting for over a quarter of a century for a boat to arrive,

A ship, a god able to overcome the impossibility

Of borders, of exploding mines forever,

Of making my city that old crystalline stop by the sea,

But problems do not fit in the swing of the world

If they do not come from the North or the empire;

My life is circumvented in the humanitarian rhetoric

That follows earthquakes that awaken the news

On any television channel,

And a light breaks the walls that are built

Day after day, walls that are broken ceaselessly,

But which alter their ways from country to country,

Interminable walls which, like stars,

Return faithful to the night.

 

We need one of those white nights of the Arctic,

Just one of those nights,

To see forever the face hidden

In the ruins of time.

 

Who turned the imaginary shreds of doubt

Into the slippery space of rhetorical

Truths that are reinforced by cartographers

In the wake of military imperatives, that raise statues,

Monuments with which to sculpt our history,

To turn myth into a fertile orchard,

The sole sustainable nourishment for the people

Who float and float, without thinking,

Dragged from shop to shop

By the new storms of mis-sold wealth,

By the desire of the insatiable,

In the immensity sliced by borders.

 

I inhabit this pariah space in the hangars of the abyss

In the hope of a certain flight to another place.

 

The borders are of solid glass

Awaiting the fire needed to overcome its form,

So that from the province of the kingdom

Following every stroke of the hammer another nation ready to fight may be forged,

Republic of dreams already achieved,

Of grafts that separate what sap unites

In the timeless vestibules

That welcome the tourist in passing,

For whom the altars are museums of infamy.

 

The deep waters bear the separation of spaces,

Like lacustrine thought between languages

That separate Romania from Ukraine, an abyss,

Between metal alloys and migratory birds

Replicated in the cornices of other houses that stand

Between Fuerteventura and Morocco,

Adrift between Korea and Japan,

The perennial battle for land

Between India and Pakistan,

Between China and India,

Lines of control between Tijuana and San Diego,

Whilst Europe is an island that spreads.

 

Borders, borders, innumerable borders

That are replicated in every broken mirror of dawn.

 

… hablo de la ciudad, pastora de siglos, madre que nos engendra y nos devora, nos inventa y nos olvida.

 “Hablo de la ciudad”, Octavio Paz.

Nuestros historiadores, que son los más perspicaces del orbe, han inventado un método para corregir el azar; es fama que las operaciones de ese método son (en general) fidedignas; aunque, naturalmente, no se divulgan sin alguna dosis de engaño. […] Babilonia no es otra cosa que un infinito juego de azares.

“La lotería de Babilonia”, Jorge Luis Borges

 

A cada paso el azar vadea las fronteras

como en un conjuro geométrico

preparado con el alcohol que reparte

el consuelo de la libertad

en la viscosidad del universo

que demuele la solidez del ideograma

que falsamente se abre, sin tintas,

a inscribir su suerte en la traslación de las estrellas

que arrancan, fugaces, del sino,

su sí y su no,

en el último destello de tu vida,

para anunciar, en plena oscurana,

que la vida de los otros continúa.

 

El tiempo se ha encargado de poblar el mundo de fronteras

para que sólo en la utopía se encuentre la fluidez del universo,

plétora de garabatos dolorosos

en el alambre de púas que sostiene los mapas

cual gusano de seda listo para rasgar todo tejido.

 

Así plantaron las banderas

hasta en las profundidades del océano,

mas son demarcaciones tácitas para los peces parias.

 

Para trazar el futuro de los transeúntes

los espacios contiguos mitigan la soledad

entre lenguas que separan y obligan las conquistas

atribuidas a naciones y papeles inventados

con sellos y ciudadanías para juzgar al otro como otro,

para tener un yo sin un tú que me estructure

y errante me suelte a rodar por un mundo de apariencias

en la frágil luz marcada por puñales geopolíticos

en los que las palabras, ineludibles palabras,

ya no dicen nada en la vacuidad de los espacios

que ya no son reconciliables en la finita espesura

de la espiral del tiempo,

que se alza entre lo sagrado y lo perverso,

entre lo absurdo y lo arcano,

entre lo abominable y lo opuesto.

 

Fronteras, fronteras, innumerables fronteras;

entre casas colindantes, fronteras;

a diario, fronteras;

en el roce y en la pena, fronteras.

 

Los desiertos reivindican sus espacios

y el Sahara se detiene en líneas rojas

que las dunas del desierto han ido borrando

para hacer de una jaima mi casa,

tan temporal y permanente, en los inhóspitos

espacios del planeta, en horizontes

rodeados de una impenetrable luz

que horada los escombros de la nada.

 

Somos sombras suspendidas,

apariciones transparentes en medio de un desierto,

que bien puede ser el de Argelia,

esperando más de un cuarto de siglo que llegue un barco,

un navío, un dios capaz de vencer la imposibilidad

de las fronteras, de reventar las minas para siempre,

de hacer de mi ciudad el viejo paso cristalino frente al mar,

pero en el vaivén del mundo no caben los problemas

que no vengan del Norte o del imperio;

mi vida se elude en los discursos humanitarios

tras los terremotos que despiertan las noticias

en cualquier telediario,

y una luz rompe los muros que se alzan

día a día, muros que se quiebran sin pausa,

mas que mudan sus costumbres de tierra en tierra,

muros interminables que cual estrellas vuelven

fieles a su noche.

 

Necesitamos una de esas noches blancas del Ártico,

tan solo una de esas noches,

para ver por siempre la cara que se oculta

en las ruinas del tiempo.

 

Quién hizo de los trazos imaginarios de la duda

un espacio escurridizo de verdades

retóricas que implementan los cartógrafos

tras dictados militares, que levantan estatuas,

monumentos para ir esculpiendo nuestra historia,

para hacer de la leyenda el huerto de cultivo,

el único alimento sostenible para el pueblo

que flota y flota, sin pensar,

arrastrados de comercio en comercio

por los tiernos vendavales de la riqueza mal vendida,

por la aspiración de lo insaciable,

en la inmensidad cercenada por fronteras.

 

Habito ese espacio paria en los hangares del abismo

en espera de un vuelo certero hacia otra parte.

 

Las fronteras son de vidrio macizo

a espera del fuego necesario para vencer su forma,

para que de la provincia del reino

tras cada martillazo se forje otra nación en pie de lucha,

república de sueños ya cumplidos,

de injertos que separan lo que la savia une

en los vestíbulos inmemoriales

que acogen al turista que va de paso,

para quien los altares son museos de la infamia.

 

Profundas, las aguas llevan la separación de los espacios,

como el lacustre pensamiento entre las lenguas

que separan a Rumanía de Ucrania, un abismo,

entre aleaciones minerales y aves migratorias

duplicadas en las cornisas de otras casas que se alzan

entre Fuerteventura y Marruecos,

a la deriva entre Corea y Japón,

el litigio perenne por la tierra

entre la India y Pakistán,

entre China y la India,

líneas de control entre Tijuana y San Diego,

mientras Europa es una isla que se ensancha.

 

Fronteras, fronteras, innumerables fronteras

que se duplican en cada espejo roto del amanecer.

 

 

De Fronteras: ¿el azar infinito? [Borders: An Infinite Game of Dice?] (Leiden: Bokeh, octubre 2018)

Omar García Obregón: “I Would Reveal”

 

 

Translated and read by Parvati Nair (Queen Mary University of London)

 

For two revealers: John Perivolaris and Parvati Nair

 

I WOULD REVEAL with pyrogallol

The truth hidden in the seed,

The shot of a photographic instant,

The akinesia of a bevelled face

That senseless reveals its mystery

As if the heartbeat were to turn to life,

As if the image captured more than the

memories mutilated by time.

 

 

A dos reveladores: John Perivolaris y Parvati Nair

 

REVELARÍA con pirogalol

la verdad escondida en la simiente,

la toma de un momento fotográfico,

la acinesia de un rostro biselado

que insensato desprende su misterio

si descendiera el pálpito a la vida,

si en la imagen no solo se captaran

recuerdos mutilados en el tiempo.

 

De Fronteras: ¿el azar infinito? [Borders: An Infinite Game of Dice?] (Leiden: Bokeh, octubre 2018)

Omar García Obregón: “On Returning”

 

 

Translated and read by Parvati Nair (Queen Mary University of London)

 

On returning

 

I have behind the sky a sky for my return, but I

am still polishing the metal of this place, and living

an hour that foresees the unknown. I know time

will not be my ally twice, and I know I will exit

my banner as a bird that does not alight on trees in the garden.

[…]

[…] I will soon exit

the wrinkles of my time as a stranger […].

“I Have Behind the Sky a Sky”, Eleven Planets at the End of the Andalusian Scene(1992), Mahmoud Darwish, tr. Fady Joudah

 

After being a foreigner, I shall return,

But I shall not return to the language cloistered in other geographies

Nor to the space of autumnal beings,

But to the very centre where being takes shape

Without countries or borders in maps invented

By choreographers on duty.

 

I shall return to break with memory frozen

In the universe of the past.

 

When the wrinkles of history have been smoothed

And like an empty canvas for a mattress I recover my bed,

I shall return because that ticket

That was blocked

And that I myself rejected

When the doves of peace were not cooing,

Belongs to me.

 

If once I feared death

That time too has died

In the latest crossing where life itself came into play

And I lived all or nothing

Beyond any form of slavery to invisible worlds

With promises for the future.

 

Island, if upon returning you are

As if before a mirror, reflected but alone,

With no communion possible between bodies,

Remember that time will forgive the errors

But this stranger will not always know how to treat you.

 

 

AL VOLVER

 

Yo tengo detrás del cielo un cielo para regresar […]

[…], y vivo

una hora que percibe lo invisible. Sé que el tiempo

no será dos veces mi aliado, y sé que saldré de

mi bandera cual pájaro que no se posa en ningún árbol del jardín.

[…]

[…] Saldré dentro de poco

de los pliegues de mi tiempo como extranjero […]

Mahmud Darwish.

 

Tras ser extranjero volveré,

pero no volveré al lenguaje enclaustrado en otras geografías

ni al espacio de seres otoñales,

sino al mismo centro de la realización del ser

sin países ni fronteras en mapas inventados

por los coreógrafos de turno.

 

Regresaré para romper con la memoria congelada

en el universo del pasado.

 

Cuando se planchen los pliegues de la historia

y cual almofrej vacío recupere mi cama,

regresaré porque me pertenece ese billete

negado

y que yo mismo rechacé

cuando no zureaban las palomas de la paz.

 

Si un día temí a la muerte

ese tiempo también murió

en la última travesía en la que la vida misma entró en juego

y viví a todo o nada

allende cualquier esclavitud a mundos invisibles

con promesas de futuro.

 

Isla, si al volver te encuentras

cual ante el espejo, reflejada pero sola,

sin comunión posible entre los cuerpos,

recuerda que el tiempo perdonará los errores

pero no siempre este extraño sabrá cómo tratarte.

 

De Fronteras: ¿el azar infinito? [Borders: An Infinite Game of Dice?] (Leiden: Bokeh, octubre 2018)

Omar García Obregón: “Just Another Yellow House”

 

 

Translated and read by Parvati Nair (Queen Mary University of London)

 

JUST ANOTHER YELLOW HOUSE

 

It was the labyrinth of a path

That would lead to Istanbul,

Or was that the path

Of a body turned to goods

On offer to the highest bidder?

Dirty pretty things, hidden business.

 

However, they have whitewashed the yellow house

To archive all evidence

As the iniquity of urban myth

In the backroom of memory.

An interstice shelters another truth.

 

No one sees. No one listens.

Amnesia predominates,

With no exit to the sea.

So tyrannical is history,

The perennial peace offering.

 

 

UNA CASA AMARILLA MÁS

 

Era el dédalo de un camino

que llevaría hasta Estambul,

o ¿era ese el camino

de un cuerpo convertido en mercancía

disponible al mejor postor?

Dirty pretty things, negocios ocultos.

 

Mas ya encalaron la casa amarilla

para archivar toda evidencia

como iniquidad de leyenda urbana

en el cuarto de atrás de la memoria.

Un intersticio alberga otra verdad.

 

Nadie ve. Nadie escucha.

Predomina la amnesia,

sin ninguna salida al mar.

Qué tirana es la historia,

la sempiterna paz.

 

De Fronteras: ¿el azar infinito? [Borders: An Infinite Game of Dice?] (Leiden: Bokeh, octubre 2018)

Omar García Obregón: “We Are the Inhabitants of Chagos”

 

 

Translated and read by Parvati Nair (Queen Mary University of London)

 

WE ARE THE INHABITANTS OF CHAGOS

 

Like you,

                                    Who is of use not even to be stone,

                                    Like you;

                                    Not even a strip of stone,

                                    Like you;

                                    Nor the stone of a palace,

                                    Nor the stone of a church,

                                    Nor the stone of an audience, like you,

                                    Like you.

           

                                                                                    León Felipe

 

 

 

Although you may not be stone, they take advantage

Of you, because everything here is taken advantage of.

Even the biggest fool will serve as a spy

In this sombre voyage of the shipwrecked

Provoked by mermaids who bury

Loose stones in the depths,

Unstrung beads between Chagos

And the West, snapped by those who brandish

The Power that obviates all identity.

 

Diego García, Western tip

Of the arc of contention, hosts the military

but still I need her, not because of the remote

Mocking birds, or the stray sparrows,

Nor the defiant orioles,

Nor the migratory swallows.

No, I need to know what the sixth fleet

Did with her in the Indian Ocean.

 

The coconut trees and the fishing are no more,

They desecrated the conference banquet,

Stranded between Africa and India.

What can we do in Mauritius or the Seychelles

With just twenty pounds sterling?

We are in debt to the world,

Lost amidst the Chinese, the Africans,

The Indians, the English and the French. We are

Immigrants who join the feast.

We are the coral atolls

Removed from Victoria, like extinct

Dodos, in a coat of arms.

Will we thus forget the monsoons

of yesteryears and of those that are to come?

 

Here rules the voice of invention

That drop by drop has created ocean

Boundaries, gunshots that burst

in the night and drown as if a tsunami

with extraordinary rendition,

to reconstruct in paperwork my history

with fighter-bomber planes.

 

We drink of the truth, which is relative,

And a shard of glass cuts in my memory a piece

Of the red flamboyant tree decapitated

By the uprooting of its pods.

There is a Gulmohar that awaits no flowers

Because you are not the lost cornerstone

Of the temple, but you have come

To seal as if in tombstone

The intersections of my history

And reinvent, with disdain, my past.

 

We shall have to cut down the Eucalyptus

That might enable us to continue filling

the British courts and tribunals of tenuous justice

with papers and documents if today in Europe

they torture by proxy.

Will they send us to Syria or Jordan,

To Egypt, Morocco or Uzbekistan?

We must write to the empire of hidden

Talents, that proffer eternal promise.

 

I shall prune the Maguey right down, and so

Never again in vengeance will you etch

My name, nor yours, and I shall cut down a cedar

To nail with hammer and chisel

The simple reciprocity

That will distance me from you forever.

 

Like a truly Solomonic island,

I shall throw myself to the winds and I shall

Remain adrift till I seize the sedate

light of another shore or lose myself

in the current, immensity of the waters,

if the Island offers no port.

 

No longer shall I invoke jet-black lucky charms,

Nor collect more useless amulets;

I shall use the fig sign as an insult

With my fist raised high, my thumb

Locked between my index and middle fingers.

 

Burn your tongue, a space of

Conquests rooted in falsity,

So that in the heart of the night you might burnish

Any irrational uncertainty

And I may relish you in the incandescence

Of my cities, in days filled

With rest, without parties or cyanide

Capsules in case we lose

The battle, without laurel leaves

Ready to poison the wells.

Or, like a hooded singing Pitohui,

Which harbours poison in its own defence,

I shall anoint my body, my weapon,

In case you launch me on another voyage

To lose the customs of my land.

 

 

Base militar de la isla Diego García (Chagos)

 

SOMOS LOS HABITANTES DE CHAGOS

 

 

Como tú,

que no sirves para ser ni piedra,

como tú;

ni piedra de una lonja,

como tú;

ni piedra de un palacio,

ni piedra de una iglesia,

ni piedra de una audiencia, como tú,

como tú.

León Felipe.

 

 

 

Aunque no seas piedra, se aprovechan

de ti, pues aquí todo se aprovecha.

Hasta el más tonto servirá de espía

en este sombrío viaje de náufragos

provocado por sirenas que entierran

en el abismo sueltos abalorios,

desensartadas cuentas entre Chagos

y Occidente, rotas por los que ostentan

el poder que obvia toda identidad.

 

Diego García, punta occidental

del arco de contención, acantona

los ejércitos, pero todavía

me hace falta, no para los sinsontes

remotos ni gorriones descarriados,

ni para desafiantes oropéndolas

ni para golondrinas migratorias.

No, necesito saber qué ha hecho de ella

en el Índico esa sexta flotilla.

 

Se acabaron los cocos y la pesca,

quebrantaron el banquete de encuentro,

desasidos entre África y la India.

¿Qué hacemos en Mauricio y en Seychelles

con solo veinte libras esterlinas?

Estamos endeudados con el mundo,

perdidos entre chinos, africanos,

indios, ingleses y franceses. Somos

inmigrantes que se unen al convite.

Somos los atolones coralinos

alejados de Victoria, cual dodos

extintos, en un escudo de armas.

¿Olvidaremos así los monzones

de antaño y los que hoy están por venir?

 

Aquí rige la voz de la invención

que gota a gota ha creado las cercas

del océano, disparos que brotan

en la noche y anegan cual tsunami

con la rendición extraordinaria,

para reconstruir en pliegos mi historia

con aviones de caza y bombarderos.

 

Bebemos la verdad, que es relativa,

y un vidrio corta en mi memoria un trozo

de rojo flamboyán decapitado

por el levantamiento de sus vainas.

Hay un malinche que no espera flores

porque tú no eres la piedra angular

perdida del templo, mas has venido

a sellar cual inscripción lapidaria

que fija las aristas de mi historia

y reinventa, con desdén, mi pasado.

 

Tendremos que cortar el eucalipto

que nos garantice el seguir llenando

de papeles los juzgados británicos

y tribunales de tenue justicia

si es que en Europa hoy torturan por proxy.

¿Nos enviarán a Siria o a Jordania,

a Egipto, Marruecos, o a Uzbekistán?

Hay que escribir al imperio de dones

dormidos, que auguran promesa eterna.

 

Podaré de cuajo el maguey, y así

nunca más contra el rencor grabarás

mi nombre, ni el tuyo, y cortaré un cedro

para aplicar con cincel y martillo

la económica reciprocidad

que me apartará de ti para siempre.

 

Como una veraz isla salomónica

me expondré a los vientos y marcharé

a la deriva hasta apresar la luz

sosegada en otra costa o perderme

en la riada, inmensidad de las aguas,

si La Isla no facilita el puerto.

 

Ya no iré a invocar figas de azabache,

ni a asir más amuletos inservibles;

usaré la guatusa como insulto

con el puño bien en alto, trabando

entre el índice y el medio, el pulgar.

 

Quema tu lengua, espacio de conquistas

enraizadas en falsos argumentos,

para que al filo de la noche pulas

cualquier descabezada incertidumbre

y pueda gozarte en la incandescencia

de mis ciudades, en días preñados

de sosiego, sin partidos ni cápsulas

llenas de cianuro por si perdemos

el combate, sin hojas de laurel

dispuestas a envenenar los estanques.

O, cual cantor pitohuí encapuchado,

que segrega veneno en su defensa,

embadurnaré mi cuerpo, mi arma,

por si intentas lanzarme en otro viaje

a perder las costumbres de mi tierra.

 

De Fronteras: ¿el azar infinito? [Borders: An Infinite Game of Dice?] (Leiden: Bokeh, octubre 2018)

Fotografía de la Isla De Diego García en Chagos, Océano Índico, de Mercopress.com

Omar García Obregón: “I Return to a Foreign City, that Was Always Mine”

 

 

 

Translated and read by Parvati Nair (Queen Mary University of London)

 

I return to a foreign city,

            That was always mine

 

                                                How grey is the light at this hour,

                                                How murky the memory of the little that is left

                                                And how ungenerous is the imminent forgetting!

                                                                                                Maria Mercedes Carranza

 

 

Between the light and its shadow,

Falls the parallel of your watch

come undone in the coordinates of a wind

from the North that whips your coasts,

in the eye of the hurricane that burns the

foam that the oar maker churns

to make oars that trigger

the conquest of a bare shoreline.

 

And, thus, we came to populate again,

Putting new life into the future with the cutting edge

Of gold that is tinsel that turns to glitter

The true muddy future

That stains the stamen of the Gulmohar

And dullens the passion of its colour.

 

The hollow between your voice and my voice

Is filled with the power of nothingness

Where flags after flags are raised,

Flags raised to the call of duty.

We always return run-down

To the vile silence of a quarter of a century,

Half a century, centuries of silence.

 

Fearless we endure sentence.

The gold can no longer fill age

With shine, convinced of its copper,

The dream that faded at twenty-one,

Hope lived day after day

In an exile imbibed sip

By sip, with adulthood,

To live it in the cold transparency

Of a time of other spoils.

 

Your footprints have been cracked in the frost

Of a country shocked by the insult

That it is to live scorched by the light

That lives on only in my memory.

 

 

REGRESO A UNA CIUDAD EXTRAÑA, QUE SIEMPRE FUE MÍA

  

¡Qué sucia es la luz de esta hora,

Qué turbia la memoria de lo poco que queda

Y qué mezquino el inminente olvido!

 María Mercedes Carranza.

 

Se interpuso entre la luz y su sombra

el paralelo de tu vigilancia

deshecha en las coordenadas de un viento

que tus costas azota desde el Norte,

en el ojo del huracán que quema

la espuma a la que el remolar se atiene

para fabricar los remos que impulsen

a conquistar un litoral vacío.

 

Así llegamos a poblar de nuevo,

remostando el futuro con aristas

de un oro que es oropel que deslumbra

el verdadero porvenir de barro

que mancha los estambres del malinche

y opaca la pasión de su color.

 

La oquedad entre tu voz y mi voz

se llena con el poder de la nada

donde se alzan banderas y banderas,

banderas izadas al son de turno.

 

Regresamos siempre destartalados

al vil silencio de un cuarto de siglo,

de medio siglo, siglos de silencio.

 

Impávidos acatamos sentencia.

Ya el oro no puede llenar de brillo

la vejez, en su cobre convencida,

la ilusión marchita a los veintiún años,

la esperanza vivida día a día

en un destierro que se bebe sorbo

a sorbo, con mayoría de edad

para hacerlo en la fría transparencia

de un tiempo que conoce otros despojos.

 

Tus huellas quedan rotas en la escarcha

de un país sobresaltado en la injuria

que es vivir calcinados por la luz

que vive solamente en mi memoria.

 

De Fronteras: ¿el azar infinito? [Borders: An Infinite Game of Dice?] (Leiden: Bokeh, octubre 2018)

Omar García Obregón: “Between Classes, Races and Borders”

Translated and read by Parvati Nair (Queen Mary University of London)

 

BETWEEN CLASSES, RACES AND BORDERS

 

In the natural separations

That were invented by the gods,

Arbitrary, bloodless utopians,

Creators of some kind of federalism

That usurped the universal dream,

The word arrived generously,

To unite without convincing, for disagreeing

From the depths of the disheartening,

Forged through race and class struggles

In trans-border cooperation

As in a Europe united through disunity

Broken by the Bosphorus and the Urals.

 

Sovereign discontinuity

Lays the siege of fire open to us pyrallises

Who die beyond borders

Set by the boarding of a pirate

Who leads a snoozing ship.

 

Home no longer exists in my Transnistria;

Peace was broken in Kosovo, in Bosnia.

 

There is no longer a hiding place in Kashmir,

A linchpin between Ethiopia and Eritrea,

An undue contact in Darfur

That resounds with the drums of Niger,

A fire against the partiality

That sets its traces with discord

To raise walls, walls, walls,

Endless walls in the Sahara,

The desert stillness of the sands

That separate Algeria from Morocco.

 

The world shows solidarity if from afar

It is not taxed for the mosaic

That sets its borders like Columbus

Ready to enrich himself if they do not come,

If they ransack life step by step

Till they purify their wealth

So that they may enter the kingdom of heaven.

 

What happens when they display their miseries

And appear at the world’s doors

Violating hydrotopography

To state that we are Amerindians, Blacks,

United to whites, zambos, mulattoes

Who sully borders.

 

In fourteen hundred and ninety-four

The Church distributed states

And creed separated regions

With the caprice of the meridians.

 

There is the moral obligation to recall

In the face of vanity’s bonfire.

 

Nationalism and colonization,

Two faces of one coin,

Recall the Easter Rebellion,

While the world turns on an axis

That uselessly repeats itself without stopping

At the borders’ end.

 

We have to forge passports

And transgress fear through barbed wire

That others insist on raising.

The crossing requires plundering

the surfaces of life itself,

accumulating all the money we have,

though our efforts may not be compensated

when what awaits you is another workhouse

and a certain compromise of freedom.

 

Here hope that breaks bread

in realities does not go unscathed.

Dreams no longer fill the Host

When the sea is the border, with no destination known,

Imaginary icon of the life

Of a migrant expelled by paths

That stitch together the painful interface

Of a wound sealed after a crossing.

 

 

ENTRE CLASES, RAZAS Y FRONTERAS

 

En las separaciones naturales

que fueron inventadas por los dioses,

incruentos utopistas arbitrarios,

creadores de algún federalismo

usurpador del sueño universal,

generosa llegaba la palabra,

a unir sin convencer, por discrepar

con la profundidad del desaliento,

forjado en luchas de razas y clases

en cooperación transfronteriza

cual una Europa unida en desunión,

rota por el Bósforo y los Urales.

 

La soberana discontinuidad

tiende el cerco de fuego a las piraustas

que morimos allende las fronteras

que tiende el abordaje de un pirata

que dirige un navío en duermevela.

 

El hogar ya no existe en mi Transnistria;

la quietud se rompió en Kosovo, en Bosnia.

 

Ya no hay un escondite en Cachemira,

un foco entre Etiopía y Eritrea,

un desmedido contacto en Darfur

que lata con los tambores del Níger,

un fuego contra la parcialidad

que fija en desacuerdo sus trazados

para levantar muros, muros, muros,

interminables muros del Sahara,

la desierta quietud de las arenas

que separan a Argelia de Marruecos.

 

El mundo es solidario si de lejos

no paga los tributos del mosaico

que planta sus barreras cual Colón

dispuesto a enriquecerse si no vienen,

si saquean la vida paso a paso

hasta purificarles sus riquezas

para que entren al reino de los cielos.

 

Qué pasa cuando esgrimen sus miserias

y a las puertas del mundo se aparecen

violentando la hidrotopografía

para afirmar que somos indios, negros,

unidos a blancos, zambos, mulatos

quienes adulteramos las fronteras.

 

En mil cuatrocientos noventa y cuatro

la Iglesia repartía los estados

y la fe separaba las regiones

con el capricho de los meridianos.

 

Hay la obligación moral del recuerdo

ante la hoguera de las vanidades.

 

Nacionalismo y colonización,

como únicas caras de una moneda,

recuerdan el Alzamiento de Pascua

mientras el mundo gira sobre un eje

que se repite inútil sin cesar

en la delimitación de fronteras.

 

Hay que falsificar los pasaportes

y traspasar el miedo en alambradas

que los otros se empeñan en poner.

El trámite requiere saquear

las superficies de la vida misma,

juntar todo el dinero que se tenga,

aunque no se compensen los esfuerzos

cuando lo que te espera es otro ergástulo

y cierta libertad comprometida.

 

Aquí no queda ilesa la esperanza

que parte su pan en realidades.

Ya la hostia no preña de ilusiones

cuando el mar es la frontera, sin rumbo,

icono imaginario de la vida

de un migrante expulsado por caminos

que cosen la dolorosa interfaz

de una herida sellada tras un puente.

 

De Fronteras: ¿el azar infinito? [Borders: An Infinite Game of Dice?] (Leiden: Bokeh, octubre 2018)

 

Leído por el autor

 

 

 

 

 

Omar García Obregón: “In Winter”

 

 

 

Translated by Parvati Nair (Queen Mary University of London)

 

IN WINTER we lost the swallows

That fearless left their nests,

In their wisdom they knew of certain death

If they did not depart to discover the world.

 

 

 

EN INVIERNO perdimos golondrinas

que abandonaban sin temor el nido,

sabias conocían muerte certera

de no salir a descubrir el mundo.

 

De Fronteras: ¿el azar infinito? [Borders: An Infinite Game of Dice?] (Leiden: Bokeh, octubre 2018)

 

Omar García Obregón: “Pulsing on the Invisible”

 

 

Translated and read by Parvati Nair (Queen Mary University of London)

 

PULSING ON THE INVISIBLE are the patterns

Of the dawn pregnant with forgetting

So that you may believe that in you is the verdure

Of all the springtimes to come.

 

 

 

LATEN SOBRE LO INVISIBLE las pautas

del amanecer preñadas de olvido

para que creas que en ti está el verdor

de todas las primaveras futuras.

 

De Fronteras: ¿el azar infinito? [Borders: An Infinite Game of Dice?] (Leiden: Bokeh, octubre 2018)

Omar García Obregón: “Childhood”

 

 

Translated and read by Parvati Nair (Queen Mary University of London)

 

CHILDHOOD embraced the hope

Of resisting and raising the sail

That would deafen reality,

Immediacy filled with soot

Where stars did not twinkle.

 

 

 

 

LA NIÑEZ abrazaba la esperanza

de resistir y levantar el vuelo

que ensordeciera la realidad,

la inmediatez rellena de carbón

donde no titilaban las estrellas.

 

De Fronteras: ¿el azar infinito? [Borders: An Infinite Game of Dice?] (Leiden: Bokeh, octubre 2018)