AMOR EN EL BALCÓN
De nuevo es el amor quien me sostiene.
Por él estoy despierto y me levanto
en medio de la noche,
descorro las cortinas,
y un ímpetu me empuja a salir fuera,
al silente balcón de los desvelos.
Soy savia que no finge su principio,
la tensión penetrando más adentro
su obstinada raíz entre las rocas
para ser en la rama del otoño
primavera y raudal de tanta vida,
la danza por el aire de las hojas,
el fruto suspendido en su sabor.
Flechado estoy sin tiempo y decidido.
Vigilo por amor, sin pensamiento,
los astros de la noche por más verte,
me apoyo en la baranda frente al mundo.
Y el mundo, no presiente mi alegría,
ignora las palabras
ardidas en el cántico
que anhelan balbucir en su vislumbre
tu nombre que se nombra en el silencio
con verdad y belleza.
De nuevo es el amor quien me sostiene.
Tan sólo por amor alcé esta casa,
dispuse la arboleda en el jardín,
dejé manar la fuente hasta la piedra
pulida de la sed y las derrotas.
Ingreso en el espacio enamorado.
Transito por la alcoba de mi dueño,
y es vida lo que vivo al acercarme
al presente perfecto de tu abrazo,
al dulce son seguro
desde tu aliento siempre.