Pilar Verdú

Pilar Verdú
PÁJARO

 

 

Allí estaba, en la acera.

 

Una mujer,

con gesto delicado,

lo cogió en un pañuelo

y lo llevó al alcorque.

No podías creer que ya era tarde.

Que ni migas con leche ni médico ni nada

podrían devolverlo a las alturas.

Llorabas con la fuerza

de los descubrimientos decisivos.

Te sugerí que juntos deseáramos

buen regreso a la tierra

al que en los cielos tanto disfrutara.

Corteza, plumas, hojas

recubrieron su cuerpo

mientras iban llegando las hormigas.

 

(Del libro Reino de esponjas)

 

Pepa Torres

Pepa Torres
LA ARAÑA

 

 

En la puerta de su casa

muy temprano, esta mañana

ha colgado doña Araña

un grandísimo cartel:

 

Se corta, cose y apaña

Además……

te pongo el hilo.

 

Doña Araña, cazadora,

está muy trabajadora,

y como lo hace tan bien

ya tiene muchos encargos,

y se ha sentado a coser.

 

Para la pequeña Ardilla

una falda con puntillas.

Una capa con un lazo,

le pide el Escarabajo.

Don Zorro, tan presumido,

ha encargado un buen abrigo.

Y una caliente chaqueta

le ha pedido la Mofeta.

 

Pero lo más adecuado

que está haciendo doña Araña,

es un enorme pañuelo

que ha encargado el Elefante

porque está muy resfriado.

 

-¡Ay, cuánto trabajo hay,

no puedo ni descansar! .

-dice gimiendo la Araña

pegadita a su telar.

 

(Del inédito Animalísssimosss)

Pedro Casamayor

Pedro Casamayor
ELEGÍA ANTICIPADA

 

 

Entra en la cuenta atrás

o arriésgate a perderte.

 

10, el tiempo lastima

como una trampa a punto de saltar.

9, la indiferencia puede ser un refugio

dispuesto a no soltarte.

8, la soledad

simulará hacerte compañía.

7, es mejor llegar a la verdad

de golpe, equivocándose.

6, no intentes seguir al dios creador,

desea que lo olvides.

5, se acerca el fin con cuentagotas

anticípate al cese en el gotero.

4, cuando abandones el paisaje

sentirás un vacío en la palabra.

3, solo hay una máxima:

no intentes retocar tu imperfección.

2, se acerca el inicio

de ese minuto cruel que llaman muerte.

1, abraza este aire de partida,

mesa la barba y deja crecer tu pelo negro.

0, empieza la música

como una hipocondríaca invitada de honor.

Sospecho que Satán es su aliado.

 

Pascual Casañ

Pascual Castañ
LA RAÍZ DE LO QUE NO NOS QUEDA

 

 

Ese tiempo que no es el que nos queda,

ese hueco que pese a todo nos custodia,

esa precaria línea

que fracciona la vida en dos mitades,

nos exige vivir lo que transcurre,

me advertías.

 

Vivir. Sin deserción. Y una cierta lujuria.

 

Porque tal vez el mundo se disperse.

Y vuelva a excomulgar

sin que nos guarde un sitio.

 

Vivir lo que va estando,

hacia fuera,

como la luz que echa raíces

en una huella sin memoria.

Paquita Dipego

Paquita Dipego
POR AMOR

 

 

Por amor he vencido yo a la muerte,

mudando la guadaña por la luna,

que mengua el desespero. ¡No! ninguna

agonía hará cambiar mi suerte.

 

Por amor al impulso de quererte,

he cortado mis venas una a una

con tijeras de pluma y la oportuna

destreza de su filo. Verte…verte

 

y atrapar el amor sin el lamento

del diario vivir. Por inquilina,

la alegría y su búsqueda en exceso

 

a través de la rosa y su argumento

en vértigo de pétalo y espina.

Que la vida, al final, consiste en eso.

Montserrat Cano

Montserrat Cano
HEBRÓN

 

 

Amina tiene diez años y nunca ha salido de Hebrón.

Va al colegio con cien niñas que jamás han salido de Hebrón.

Sabe que existen otras ciudades, allí, al lado,

y el pueblo donde nació su padre,

un lugar con higueras y cabras y nísperos y acequias.

Amina y sus amigas han inventado un juego,

el autobús, lo llaman.

Se sientan de dos en dos, muy serias, en el suelo,

e imaginan el viaje de ese día.

Hoy vamos a Ramala, dice Amina, y paga su billete.

Desde la ventanilla, miran pasar las casas,

las ventanas tapiadas, las ventanas abiertas,

las calles del mercado, la mezquita, las plazas, el barrio restaurado…

Llegamos al control, dice otra niña,

y todas se colocan formales en su asiento.

Hoy hay soldados buenos -deciden las mayores-,

enseñan sus papeles y pasan la barrera.

¡Ya estamos en el campo!

¡Mirad, melocotones!

¡Y gallinas!

¡Nos adelanta un coche! ¡Adiós!

Ahora un pueblo grande y luego otro pequeño,

una montaña, otra ciudad, otro control,

otro amable soldado,

y más tarde una playa como las de televisión,

con barcos y con olas

-¿a qué olerán las olas de verdad?-,

un rascacielos, un hotel, un palacio, una cigüeña,

una avenida bordeada de palmeras.

Luego bajan del coche y toman un helado

sentadas en un burger,

se compran una Barbie y juegan en un cibercafé,

llaman a sus hermanas desde un móvil plateado

para contarles que el mundo es grande, rico, hermoso,

que hay calles sin barreras, sin ejércitos, sin miedo…

Pero ha sonado el timbre y el recreo ha acabado.

Amina y sus amigas regresan a la clase,

al colegio de la ciudad de la que nunca han salido,

a la ciudad del país que no existe

y por el que no pueden viajar.

 

 

(De la serie Cisjordania Santa)

Mila P. Villanueva

Mila Villanueva
RESQUEBRAJAR Y REGRESAR

 

 

RESQUEBRAJAR

 

El agua del río permanece inmóvil.

Alguien avanza con sigilo.

 

No hay rastro benigno en esta noche.

Se oye saltar a un pez.

Como un cuchillo clava en el agua

su lomo plateado

y rompe la negrura de esta noche extraña.

 

Es el largo tiempo de Bo.

 

REGRESAR

 

De nuevo el principio.

Después del tiempo de Bo

es el dulce momento del regreso.

El trueno está dentro de la tierra.

La tierra se ha vuelto sagrada.

 

Las golondrinas adornan los tejados.

 

Marina Lomar

Marina Lomar
CIERRO LOS OJOS

 

 

Recuerdo

la voz grave del alba,

los paseos entre helechos

y, en sus dedos,

el aroma dorado de la luz.

 

Lo recuerdo todo,

incluso a mi madre,

 

cuando aún me quería.

Arrugado en el fondo del armario,

yace aquel vestido blanco,

y han caído las margaritas

de mis trenzas.

Todo se rinde al silencio.

 

Quiero doblegar la memoria,

desgarrar el collar gris de los días

 

y que me devuelva

un millar de amapolas.

Marina Izquierdo

Marina Izquierdo
DETERMINACIÓN

 

 

Hoy me calcé dos versos

para caminar con ruido

Y los erizos se enredaron

para silenciarme.

Los arranqué sin dedos

y las algas me cubrieron

para ahogar mi voz.

Si las arrojo, me enviarán estrellas

para amortiguar mis huellas.

Y yo, yo inventaré pasarelas

con las que romper el agua.

 

No hay playa que me detenga,

lo sabes,

en el acantilado de mis pisadas nuevas.

 

(De La mitad silenciada)