Poesia tradotta da Federica Zenobi (Università degli Studi di Macerata) e letta da Francesca Di Presa
Arriviamo in ritardo. Avevano già venduto l’alba, la cattedrale, i cortili.
Tracciavano strade nuove, alzavano molti mattoni, vicoli ciechi su un centro commerciale e scheletri di alberi.
Arrivavamo dopo. Vivremmo lì, in una gabbia d’aria.
Vivremmo in malandate periferie che dividono l’autostrada, in quartieri malandati, in angoli disegnati senza richiesta.
Mandarono le scavatrici, appagate dal valore urbano. Bisognava scendere – salire – scendere, superare l’impossibile arteria.
Arrampicarsi sui cavalcavia o dormire durante l’ora di lavoro.
Dormire la vita di altri. Immergere l’ira della notte scarsa. Arrivavamo dopo.
Non rimanevano liane, né pomeriggi per gli ultimi arrivati. Ci eravamo venduti per un falso bagliore. Non c’era eredità.
Ingoiavamo spade a forma di ostia. Ingoiavamo visi, ognuno nubile, più etereo. Scherzavamo sull’essere contorti.
Arrivavamo in ritardo.
Llegamos tarde. Ya habían vendido la aurora, la catedral, los patios.
Trazaban avenidas nuevas, levantaban moles de ladrillo, callejones sin salida a un centro comercial y esqueletos de árboles.
Llegábamos después. Viviríamos allí, en una de las jaulas de aire.
Viviríamos en desvencijados arrabales que seccionan autopistas, en aceras resecas, en esquinas dibujadas sin grito.
Mandaron sus excavadoras, la vanguardia ahíta de valor urbano. Había que bajar–subir–bajar atravesar la imposible arteria.
Trepar por desniveles o dormir la hora maquinal.
Dormir vida de otros. Sumergir la ira de escasa noche. Llegábamos después.
No quedaban enredaderas ni tardes para los recién venidos. Nos habían vendido por un falso brillo. No había heredad.
Tragábamos espadas con forma de oblea. Engullíamos rostros, a cada cual más núbil, más etéreo. Bromeábamos con el ser desencajado.
Llegábamos tarde.
Leído por Antonio Martínez Arboleda
Fotografía de José Amador Martín (Crear en Salamanca)