Isabel Romera

DEJADME LA ESPERANZA

 

 

                        El odio se amortigua

                        detrás de la ventana

 

MIGUEL HERNÁNDEZ

 

 

Los alambres del tiempo

reforzaron la valla

que la muerte no pudo derribar.

Tu casa sigue abierta.

Rezuma en las paredes

la sangre de tu herida,

la sangre de los hijos que nacieron después.

Tu nombre, Miguel, fluye

entre sus manos blancas

mientras el hombre acecha.

 

Ha regresado el tigre,

la garra nunca es suave.

 

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