DE NADIE A NADIE
El mar escupe muertos,
muertos imprevisibles,
muertos de cuatro años,
muertos recién nacidos,
mujeres y hombres muertos,
hinchados por la ausencia del oxígeno,
muertos desconocidos que aceleran
el paso decisivo de la muerte.
De nadie a nadie llegan,
tristemente escupidos
a un país extranjero,
escupidos no sólo por el mar,
sino por la barbarie y la metralla.
El mar escupe muertos
sin identificar,
y nadie quiere muertos si son desconocidos,
si llegan a tu casa huyendo de una guerra
y vienen abrasados por la huida.
Es más fácil mirar para otro lado.
El mar sabrá por qué se deshace de ellos.