Federico García Lorca: “The Gipsy Nun”

 

The Gipsy Nun

 

Translated by Thea Mair (University of St Andrews)

 

White lime and myrtle’s silence. 

Mallows in fine sod. 

The nun sews jewel-like flowers 

on a cloth as pale as straw. 

In the spidery grey of the chandelier, 

seven spectral birds soar. 

The church, a bear, belly up,

growls on from afar.  

She sews so skillfully, with such ease! 

She longs to stitch

across that cloth

the flowers of her fantasy.

Such sunflowers and magnolias live in 

sequins and ribbons!

Such moonflowers and crocuses grace

the Mass napery!

Five grapefruits grow sweet 

in the nearby kitchen. 

The five wounds of Christ 

made new in Almería. 

Through the eyes of the nun, 

a pair of horsemen gallop. 

A last, muffled murmur

strips her of her shift and,

gazing on the clouds and mountains

of the listless distance, 

her heart of sugar

and verbena breaks.

Twenty suns crown

that erect plain!

In her fantasy she can still perceive

Those standing rivers! 

Yet she persists with her flowers

While above, on the breeze, 

The light plays high chess 

With the window’s tracery.

 

La monja gitana

 

Silencio de cal y mirto.

Malvas en las hierbas finas.

La monja borda alhelíes

sobre una tela pajiza.

Vuelan en la araña gris,

siete pájaros del prisma.

La iglesia gruñe a lo lejos

como un oso panza arriba.

¡Qué bien borda! ¡Con qué gracia!

Sobre la tela pajiza,

ella quisiera bordar

flores de su fantasía.

¡Qué girasol! ¡Qué magnolia

de lentejuelas y cintas!

¡Qué azafranes y qué lunas,

en el mantel de la misa!

Cinco toronjas se endulzan

en la cercana cocina.

Las cinco llagas de Cristo

cortadas en Almería.

Por los ojos de la monja

galopan dos caballistas.

Un rumor último y sordo

le despega la camisa,

y al mirar nubes y montes

en las yertas lejanías,

se quiebra su corazón

de azúcar y yerbaluisa.

¡Oh!, qué llanura empinada

con veinte soles arriba.

¡Qué ríos puestos de pie

vislumbra su fantasía!

Pero sigue con sus flores,

mientras que de pie, en la brisa,

la luz juega el ajedrez

alto de la celosía.

Juan Pablo Zapater: “Wayward One”

Juan Pablo Zapater

 

Wayward One

 

Translated by Tamara Muroiwa

 

Your voice moved me from the beginning,

when as yet I barely knew your tongue

when you poured your fresh gospels

into the cupola of the soul.

 

Those magical refrains, so peculiar to you

would echo like music transported

from a marvellous kingdom, like prayers

in search of a god

hidden amongst rose petals.

 

I swore to take your habit and walked,

barefoot and penitent,

in my labour of humble scribe.

I wanted to be like you: at night

I would sit at your side and from my breast also

blue birds would take flight.

 

You were so special, so powerful,

that soon I decided to face by your side

the moments of doubt, the misfortunes

of love and life, surrounded

by confinement and isolation. I called you,

Swords as Lips, My Voice Because of You,

A Song of Despair and other such lovely names.

 

But something in me changed and in twenty years

I ceased to summon you, kept myself distracted

riding other battle horses.

I forgot the tenderness of your arms,

their naked strength.

 

Was it I who lost you? None would flee from you

Unless you turned your back on him, unless you ceased to

whisper in his ear those truths

known only to you.

How long was the night of your absence,

how sick with silence.

 

Today you have returned, as profound and dazzling

as I remember you, not letting me

so much as murmur a reproach.

 

And the verse you spill into my soul,

a chorus of light and sweet breeze,

rekindles my communion, with its rain

of blessed words.

 

Wayward one (LA EXTRAVIADA) in Spanish

 

 

Tu voz me conmovió desde el principio,

cuando apenas tu idioma conocía

y llenabas con nuevos evangelios

la bóveda del alma.

 

Aquellos cantos mágicos tan tuyos

sonaban como música traída

de un reino prodigioso, como rezos

que buscaban un dios

escondido entre pétalos de rosa.

 

Juré tomar tus hábitos y anduve,

descalzo y penitente,

en mi humilde labor de escribanía.

Yo quería imitarte: por las noches

me sentaba a tu lado y de mi pecho

se escapaban también aves azules.

 

Eras tan especial, tan poderosa,

que pronto decidí afrontar contigo

los momentos de duda, los reveses

del amor y la vida, circundados

de encierro y soledad. Yo te llamaba

espadas como labios, la voz a ti debida,

canción desesperada y otros nombres

preciosos como esos.

 

Mas algo en mí cambió y en veinte años

dejé de convocarte y me entretuve

montando otros caballos de batalla.

Olvidé la ternura de tus brazos

y también su desnuda fortaleza.

 

¿Fui yo quien te perdí? Nadie te huye

si no le das la espalda, si no cesas

de decirle al oído esas verdades

que sólo tú conoces.

Qué larga fue la noche de tu ausencia,

qué enferma de silencio.

 

Hoy has vuelto, tan honda y luminosa

como yo te recuerdo, sin dejarme

ni entonar un reproche.

 

Y el verso que derramas en mi frente,

hecho de luz cantada y viento dulce,

renueva mi bautismo con su lluvia

de benditas palabras.

 

 

(De La velocidad del sueño, 2012)

Vicente Gallego: “Canto XLVIII”

CANTO XLVIII by VIcente Gallego

 

Translated by Mike Baynham

 

What is softer than dying?

For that, nobody should be bothered,

no-one goes or stays, everything shines on

in that final midday absence.

 

One after the other, what

soft sparrow steps we take

at the very edge

never making a false move.

 

All made of light, forgetful of her dead,

Mother Death opens her heart.

 

Among such ones, Juan

de Yepes was a man

to grasp these things

in the pure poverty of vision.

 

“What time is it?” He asked.

“Not quite midday,” they replied.

 

“Before it has struck twelve,

I will be singing matins

in the glory of my Lord my love.

 

The brothers still present wept.

 

Wanting to read prayers over him

and commend his soul to God,

they took up the breviary,

 

but he set them right.

“For the love of God leave it,

be quiet. Father, just read me

the Song of Songs.

The rest is not necessary.”

 

So he heard on the lips of a friend

that song of love which he

had augmented with his own song

and in his going forth it lingered

and lingering gave the moment calm.

 

Death passed over Juan

and as she passed, he said

“What pretty daisies! And then

the cloister opened to the mountains,

leaving death to shine on in the sun.

 

There being no necessity in his dying

how softly Juan de Yepes

saw in his death its flowers.

 

CANTO XLVIII IN SPANISH

 

 

¿Qué habrá más delicado que morir?

 

No se molesta a nadie para eso,

nadie se va o se queda, y todo brilla

al final por su ausencia meridiana.

 

Unos detrás de otros,

qué paso delicado de gorriones

dimos al borde mismo

de nunca habernos dado un mal alcance.

 

Toda luz, olvidada de sus muertos,

abre su corazón la madre muerte.

 

Estaba en esas Juan

de Yepes, un hombre

de saberse estas cosas en la pura

pobreza de la vista.

 

«¿Qué hora es?», preguntó.

 

«No son las doce aún», le respondieron.

 

«No llegarán a serlas y estaré

cantando ya maitines en la gloria

del Señor de mi amor».

 

Lo lloraban los frailes aún presente.

 

Tomaron el breviario,

le quisieron leer

la recomendación del alma.

 

Él los puso en lo cierto:

«Déjenlo, por amor

de Dios y aquiétense. Dígame, padre,

de los Cantares sólo,

que eso no es menester».

 

Oía de la boca de un amigo

aquel cantar de amores que él hiciese

crecerse con el suyo, y ya iba queda,

quedándose la hora sosegada.

 

Pasó por Juan la muerte;

dijo él a su paso: «¡Qué preciosas

margaritas!», y allí

se abrió el claustro a los montes,

quedó la muerte lúcida de sol.

 

No habiendo menester en su morir,

qué delicadamente vio

en su muerte sus flores Juan de Yepes.